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domingo, 18 de octubre de 2015

La mémoire d'une ombre (Capítulo 5 "Adios")

Cap.-5 “Adios”
-Se que te encanta venir a visitarme, pero te acabas de ir hace un rato y ya regresaste… debes estar desesperado por verme- Esa voz… Abro mis ojos lentamente encontrándome con los suyos, los recuerdos sucedidos en el mundo real provoca que el miedo y la tristeza lleguen a mí de golpe y comience a llorar. -¡Hey! ¿Qué pasó?- Se acerca a mí con una notoria preocupación, yo solo me volteo ocultando mi rostro en el suave pasto, no quiero que me vea llorar y piense en mi como un mocoso que no puede controlar sus sentimientos. –Oye…- Siento como su mano acaricia mi cabeza gentilmente.- Si no quieres decirme está bien y si quieres llorar yo no te juzgare, solo… déjame ver tus ojos- Me sonrojo al escucharlo susurrar en mi oído y volteo lentamente la cabeza para observarlo, el me dedica una sonrisa amable y pasa sus suaves dedos por mi rostro limpiando el rastro que mis  lagrimas dejan al caer.
-Ellos… Van a romper la conexión que tengo con este mundo- Su rostro muestra sorpresa por unos segundos para luego sonreírme y desordenar mi cabello.

-Terminarían tus pesadillas-

-Pero… Ya nunca podre verte y yo… No quiero- Siento como las lagrimas vuelven a asomarse peligrosamente, el me observa gentil mientras se levanta y sacude su ropa.

-Ven, vamos a pasear un rato- Me tiende la mano para ayudar a levantarme, la cual acepto sin mucho ánimo, de un solo tirón ya estoy parado a su lado, me dedica una de sus sonrisas picaras y comienza a caminar por el prado de flores, no me queda de otra que seguirlo mientras recuerdo las veces que he estado aquí con él. Siempre nos dedicamos a hablar o bueno yo me dedico a hablar y contarle de mi vida con los chicos mientras el escucha atento, de vez en cuando realiza alguna pregunta o se ríe por las anécdotas, pero nunca habla de él, por más preguntas que le haga, siempre logra cambiar el tema, lo cual es molesto pero lo comprendo, yo soy el intruso en su sueño no tiene porque confiar en mí. Escucho un fuerte golpe que me saca de mis pensamientos y me hace mirar el suelo, lo observo tirado quejándose por el golpe en su cara, parece que ni siquiera reaccionó a poner las manos.

-¿Estas bien?- Lo ayudo a levantarse y noto que las cadenas de sus pies están tensas, parece que llegamos al límite de ellas.

-Si, olvide estas cosas en mis pies- Observo su rostro y no puedo evitar reír, su cara está llena de tierra y su nariz esta roja por el golpe. –Bueno, al menos conseguí hacerte reír…- Mira las cadenas y tira un poco de ellas, a lo lejos puedo observar que estas se dirigen al bosque, luego de unos minutos de estar como tontos observándolas el comienza a caminar en dirección al bosque, dudo un momento si seguirlo o no, pero él se detiene y con su mano me indica que lo siga, en el camino comenzó a hacerme preguntas sobre mi estadía en la mansión de Thomas y como me relacionaba con los chicos de ahí, recordarlos a ellos solo provoca que recuerde que este podía ser el último encuentro con este misterioso chico.
Al llegar al bosque caminamos por lo menos unos 30 minutos más hasta llegar a una cueva, nos detuvimos en la entrada mientras el observaba dudoso el lugar. –Mmm… Dudo que logres ver algo con tanta oscuridad, yo estoy acostumbrado al camino, pero tu…- Sin pensarlo mucho me adentro a la cueva, el resto de los chicos no lo saben pero mis ojos se adaptan muy bien a la oscuridad, incluso a veces siento que veo mejor en la noche que en el mismo día, con tanta luz a mi alrededor.

-Vamos que esperas- El me mira sorprendido, pero rápidamente me alcanza y continuamos caminando hasta llegar a un agujero en el piso, sin que pueda pensarlo antes, el me toma de las manos y me obliga a saltar junto con él. Caemos al agua en un pequeño pozo él se afirma de la orilla y sale sin problemas para luego ayudarme a mí, escucho una risilla nerviosa de su parte mientras me observa ¿Tímido?.

-No le digas a nadie, pero odio el agua-

-¿Por qué?-

-Jajaja, no sé nadar-

-Tienes seiscientos cuarenta y nueve años… ¿Y no sabes nadar?- Por primera vez desde que lo conocí observo cómo se sonroja por completo y me da la espalda para ocultarlo, sonrío ante el gesto y por fin me dedico a recorrer el lugar con la vista y es hermoso.
Grandes cristales sobresalen de la roca estos brillaban e iluminaban la cueva con distintos colores, habían pilares en distintas partes con extraños gravados y mas cristales incrustados. –Es… Hermoso-

-Sabia que te gustaría- Comenzamos a recorrer la cueva hasta llegar a una especia de salón circular, en el suelo de piedra esta tallado un símbolo gigante y en el centro de este hay 4 rocas desde donde nacían las cadenas que mantienen prisionero a mi acompañante. –Esta es mi elegante celda en el mundo real o al menos así era cuando me encerraron, no sé en qué estado se encuentre ahora-.

-¿Por qué te encerraron?- Era una pregunta que muchas veces se la había formulado, pero nunca obtenía una respuesta, el silencio llego como siempre que le preguntaba algo, así que me dedique a curiosear por la cueva mientras él se sentaba en el centro junto a las rocas.

-Asesine a la familia real de mi reino- Su respuesta me dejo helado, voltee rápidamente a mirarlo, note su nerviosismo en su rostro, no quería mirarme y se dedicaba a jugar con sus cadenas.

-¿Por qué?-

-Era… necesario- Negó varias veces con su cabeza y apretó las cadenas –Planeaban llevar a la ruina al reino y a sus habitantes y no podía permitirlo-

-¿Quienes eres?- Sus ojos se posan en los míos, observo como toman un brillo especial mientras él se levanta de su puesto para acercarse a mí.

-Soy un ex general y guarda espaldas real, mi deber era proteger tanto a la familia del rey como a los habitantes de su reino, mi padre era un general también a cargo de su ejército… Prácticamente me crie junto con sus hijos y mientras más crecían mas pude notar la maldad en sus ojos, estaban llevando el reino a la ruina con las guerras y no podía permitir que jugaran con la vida de mi gente…Aun que… Había un príncipe, el menor… Recuerdo estar siempre a su lado, éramos grandes amigos… Pero su propia familia estaba planeando su asesinato al ver la creciente popularidad del menor, recuerdo que lo planee durante años el cómo matarlos a todos, menos al hijo menor, él era el digno rey que todos necesitaban, a pesar de que mis hombres me ayudaron en todo, asumí toda la culpa, no podía permitir que ellos sufrieran mi mismo destino…-

-Si eran amigos… ¿Por qué te encerró en un sueño eterno?-

-Si yo asesinara a tu familia ¿Acaso no me odiarías?... Pensé que me condenaría a la muerte, no sé si esto es mejor o peor…-

-Lo hiciste para salvar a tu gente…-

-Si… Jajaja, recuerdo como gritaban mi nombre en forma de agradecimiento, por supuesto también estaban los que me gritaban asesino y cosas así, pero no importa lo volvería a hacer si fuera necesario-

-¿Por qué me lo cuentas ahora?-

-No lo sé… Tenía miedo a que si supieras lo que realmente soy, ya no querrías hablarme nunca más…- Una triste expresión adornaba su hermoso rostro, acerco mi mano a su rostro pero lo desvió a su cabello jalando un mechón un poco fuerte -¡Auch, a que vino eso!-.

-Ven vamos al prado, quiero recostarme- Tomo sus frías manos y nos dirigimos en silencio hasta el cálido jardín de flores, encontré un sitio cómodo y me senté para luego jalarlo para que se sentara a mi lado, me miraba entre tímido y dudoso pero aun así se sentó junto a mí. –No te juzgare por lo que hiciste, fueron distintos tiempos y ya no viene al caso lo que hiciste en tu pasado- Su mirada cambio de sorpresa a una enorme sonrisa –Pero… Ahora me gustaría que me contaras un poco de ti, si es que no te molesta…-

-Muchos de mis recuerdos fueron bloqueados… Pero hay una que otra anécdota que te puedo contar- Se recostó apoyando su cabeza en mis piernas y así comenzar sus relatos. No sabría decir cuánto tiempo paso, solo que disfrute cada momento en que el me contaba parte de su vida, el es muy histriónico para hablar, siempre mueve sus manos o hace sonidos según él para darle más emoción, en un momento nos quedamos en silencio para observar el paisaje, comencé a acariciar su cabeza y enredar mis dedos en su cabello. –Neithel…- Lo miré curioso y él se sonrojé –Mi nombre es Neithel, pero mis amigos me decían Neith…-.

-Un gusto conocerte Neithel- Pronuncie su nombre lo más lento que pude y me encanto como sonaba desde mi boca, el me observo aun con el sonrojo por unos segundo y desvía su mirada nuevamente al paisaje, regreso a mi tarea de acariciar su cabeza, hasta que noto que se había quedado dormido, siento como el sueño se apodera también de mi, esta podía ser la última vez en que lo vería, lo cual rompía mi corazón, acaricie sus suaves labios lentamente. –Prometo que te encontrare y te sacare de esta solitaria prisión- Tras decir esto, acabo completamente con la distancia entre nuestros labios y cierro mis ojos para volver a la cruel realidad.






~Yuu~



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